martes, 28 de julio de 2009

Km. 125 Chicago Trip: Day 2

Comienza el segundo post de mis aventuras por Chicago.

El segundo día nos levantamos a las 7:00 para poder llegar a tiempo al Loop, desde donde salía un Tour en autobús por Chicago de cerca de 6 horas que habíamos contratado antes de salir para allá. De modo que nos levantamos y, tras pasar por el baño que debió pertenecer al tipejo de Saw y desayunar lo que pudimos en el albergue (mientras escuchábamos coo un argentino se trataba de camelar a una valenciana y una ibicenca) volvimos a coger el metro de Chicago en dirección al centro:

La ducha no funcionaba (o no sabíamos cómo funcionaba) pero daba miedo igual.

Lo dicho, recogimos nuestras entradas para el tour en el Hilton de la ciudad (miré a ver pero no estaba Paris... por suerte) y nos montamos en el autobús. Nos esperaban bastantes horas de información sobre la ciudad en inglés, canciones de blues y de autoblues por parte del conductor y un par de paradas en las que aproveché para hacer fotos. La primera fue en Lincoln Park, al lado del Zoo y del Jardín Botánico de la ciudad:

Una de las cosas que sorprende de Chicago es cómo conviven grandes espacios abiertos con los claustrofóbicos rascacielos del centro.

Atentos al vídeo tomado en el jardín botánico de la ciudad, en los altavoces reproducían música experimental, inquietante es, eso fijo:



Me recuerda a cierto videojuego de miedo en una ciudad submarina.

La otra parada fue cerca del planetario de la ciudad, desde donde hay unas vistas geniales del Skyline:

Qué majos los Chicagüenses que nos hacen fotos y nos devuelven la cámara.

Otros sitios por los que pasamos con el autobús fueron la casa de Obama (que fue senador de Illinois y la gente de Chicago le adora), Chinatown, la playa... Pero las fotos desde el bus no molan tanto, así que nada, a lo siguiente.

Cuando terminamos con el tour en bus estábamos hambrientos. Se hacía necesario probar al fin los perritos calientes famosos de la ciudad. Al final nos tuvimos que conformar con unos normalitos pero de un tamaño obsceno que fueron devorados sentados en un parque cercano a la torre Hancock, nuestro próximo destino.

La torre Hancock es (creo) el segundo edificio más alto de la ciudad. Posee un observatorio en la planta 94, un restaurante en la 95 y un bar en la 96, de los dos últimos, por desgracia, nos dimos cuenta cuando nos íbamos a ir ya de Chicago. Una de las cosas que te dejan alucinado de este rascacielos es que tiene uno de los ascensores más rápidos del mundo, te sube hasta el observatorio en apenas 15 segundos, a una velocidad de unos 40 km/h aprox.:

Yummy yummy.

Las primeras 20 plantas son un almacén de Maggies articuladas. Estaba cerrado ese día.

Bonitas vistas de la playa.

Vivir ahí y no tener cortinas debe ser un coñazo.

Tras la torre Hancock fuimos a ver la escultura de Picasso que hay en la ciudad al lado del ayuntamiento...



La gente lo llama el mandril, la girafa, el cíclope...

... y entonces fue cuando nuestra querida amiga Ruth se lució. Os cuento. Queríamos ver el techo del ayuntamiento, famoso por poseer uno de los primeros jardines de altura que se crearon (ahora es moda), pero descubrimos que no se podía subir... ¿Qué hizo nuestra heroína? Le preguntó a una poli (sí, Luis, llevaba el mismo uniforme que Carl Winslow) y ésta le dio a Ruth el teléfono de un amigo suyo que trabajaba enfrente en un edificio de oficinas para que nos dejara subir y ver el jardín desde su oficina en el piso 25. Viva y bravo.

Corre el rumor de que es de uso privado del alcalde de la ciudad. ¡Qué listo!

Tras tan épica aventura tocaba algo de cultura. Fuimos al Art Institute of Chicago, donde tienen una impresionante colección de Monets, Sorollas, Van Goghs y muchos más que contemplé embobado, pero nosotros andábamos buscando un cuadro en particular, que nos costó sangre, sudor y lágrimas encontrar:

De nuevo fotos permitidas, sin flash y sin trípode, pero permitidas.

Más cosas, más, más. Después del museo nos encaminamos al Millenium Park, un parque en mitad de la ciudad dedicado a la cultura, con un escenario donde dan conciertos gratuitos (cuando llegamos estaban con un concierto de música de orquesta española con una pieza que, si la memoria no me falla, era de Sarasate) y varias esculturas y construcciones la mar de curiosas e impactantes. Esa tarde nos quedamos con The Cloud (más conocida por the bean por su parecido), una construcción semejante a una gota de mercurio en la que todo el mundo quedaba reflejado y deformado, muy curiosa:

Parece ser que el escenario ha sido diseñado por el mismo señor que el Guggenheim... quién lo diría...

La imagen de la ciudad reflejada es bastante chula.

Un saludo, de todo corazón.

No nos dio tiempo a ver más del parque porque habíamos quedado con una amiga de Ruth que está estudiando inglés en Chicago para cenar y ya eran casi las 19:30 (hora de cenar más que sobrada por estos lares)

Marina, la amiga de Ruth (si te estás leyendo esto, un placer conocerte), nos llevó a una zona un poco apartada del centro y allí encontramos un café donde cenamos de maravilla, la pena es que se puso a llover a mares, así que nos mojamos en el camino de vuelta al hogar:

Un embarcadero, restaurantes de alto nivel y 15 pisos de aparcamiento, sería una mezcla extraña si no fuera real.

Una foto bajo la lluvia, de turista a turista, como diox manda.

Chicago de noche es una ciudad digna de ser retratada.

En fin, eso ha sido todo por hoy. Como podéis ver el segundo día en Chicago fue intenso y espectacular, próximamente el tercero.

Chau!!

1 comentario:

Luis Olmedo dijo...

http://imagecache2.allposters.com/images/pic/153/993908~Beavis-Butthead-American-Gothic-Posters.jpg